«(…) Las nuevas economías exigen una concepción más profunda del talento … lo que nos convertiremos en el futuro está profundamente influído por nuestras experiencias aquí y ahora. La educación no es un proceso lineal de preparación para el futuro: se trata de cultivar los talentos y las sensibilidades a través de las cuales podemos vivir nuestras mejores vidas en el presente y crear el mejor futuro para todos nosotros.(…)» Sir Ken Robinson

Desde hace ya tiempo, se viene acuñando el término nativos digitales para designar a los nacidos en la era digital, en contraposición a los que nos hemos tenido que incorporar a ella, bien por devoción, bien por obligación.
Sin embargo, esto no quiere decir que ser nativo implique una comprensión del funcionamiento de la tecnología, de las redes sociales y mucho menos un dominio per se de las mismas. Nací con el mando a distancia de la Televisión, y aún me sigue sorprendiendo que no haya que levantarse para cambiar de canal. Sí, yo soy de los que han vivido el «bicanal» de LA1 y LA2, y cuando aparecieron el resto de cadenas fue cuando menos un acontecimiento. ¿Quiere decir esto que soy un dominador de la tecnología que me tocó vivir? En absoluto. Del mismo modo, nacer junto a un Ipad, un smartphone, y sus consiguientes aplicaciones no viene a decir que los niños sean competentes digitales. A menudo, los niños, y los menos niños, adolescentes, jóvenes, lo que vienen a conseguir, por un uso continuado e incluso excesivo, es un dominio superficial de la tecnología. Manejan aplicaciones como facebook, instagram, twiter, snapchat, etc.. pero raramente entienden las implicaciones de publicar cualquier comentario o foto o de la imposibilidad de borrarlas en muchas ocasiones, de que sean vistas en cualquier parte del mundo. No digamos ya si hablamos de un uso consciente y útil de otras utilidades como powerpoint, prezi…donde en muchas ocasiones no son capaces de llevar a cabo una presentación desde el punto de vista no meramente técnico si no estético, comprensible y eficaz.
Buscar cualquier información en google, o un video en youtube prácticamente cualquier niño lo sabe hacer, pero no por inteligencia suprema. Es que es realmente fácil, intuitivo, sobre todo con las tables/Ipad, o moviles, donde con un simple dedo uno se apaña. Mi madre de 80 años ha revivido cuando por fin se pudo deshacer del ratón del PC y como ella dice, por fin tocar directamente la tecnología.

Lo que sí es cierto es que son nativos desde el punto de vista que conviven con la tecnología desde su nacimiento – de ahí el término – , y que seguramente ya no conciben la vida sin ella. Ya no pedirán un taxi alzando el brazo, llenarán el depósito del coche a través de un APP móvil, y vete a saber qué futuro laboral, en cuanto a manera de trabajar se refiere, les espera cuando todo va enfocado a la movilidad. Todo, en un gesto de un pulgar o del índice.
¿Y en la educación esto como se vive? Se convive. Actualmente muchos centros educativos ya han dejado de impartir, por así decirlo, la materia de informática como tal. La cosa va tan rápido que la mera imagen de una clase llena de ordenadores nos parece anticuado. La movilidad es el termino que ha desplazado todo, lo cual no quieres decir que seguramente sea necesario tener claro que un alumno al finalizar su etapa escolar al menos debería dominar o manejar con cierta soltura algunas herrameintas báiscas como una hoja de calculo, un procesador de textos, un programa para hacer prestaciones, wordpress, blogger, onenote, drive, websites… pero sobre todo entender el uso razonable y correcto de la tecnología. Debe ser por tanto, un uso transversal, en todas las materias cuando las haya. Debe ser pues una herramienta, como lo es y lo fue el lápiz y la hoja. Quizá ahora el lápiz sea digital.
La tecnología pues, debe ser integradora de las habilidades del alumno, sobre todo porque dudo que nadie pueda vaticinar como será la tecnología del mañana. Al final lo importante será saber cómo redactar un texto, dando igual si el alumno lo hace en un word, en una hoja de papel, en notes, a través de uan tablet, ipad o smartphone. El soporte llegará a ser accesorio y anecdótico.
«(…) Debemos configurar mejor los cerebros de nuestros alumnos para que constantemente puedan aprender, crear, programar, adoptar, adaptar y relacionarse positivamente con lo que o con quien se encuentren, y de la forma en que se encuentren con ellos, que cada vez más será por medio de la tecnología.” (Pág. 26) Marc PRENSKY: Enseñar a nativos digitales. SM, Madrid, 2011.
Dicho esto, la paradoja es que en Silicon Valley, la cuna de la tecnología, donde tiene sus sedes Google, Apple, HP, entre otros, los hijos de los empleados de estas empresas van a Colegios con pedagogía Waldorf, donde hasta los 13 años no existe interacción con la tecnología, y la el proceso enseñanza-aprendizaje se lleva a cabo con las herramientas habituales de pizarra, lápiz, papel y tiza. Quizá ahí los revolucionario es que se trata de un aprendizaje que se basa en una profunda comprensión del desarrollo del niño, cultivando la inteligencia social y emocional, y conectándolos con la naturaleza.
En un viaje que realicé en Finlandia hace ya algunos años, uno de los aspectos que más me impresionó fue la ausencia de tecnología puntera. Si acaso un retroproyector que les era de gran utilidad y a lo sumo cañones para proyectar en el aula, pero nada de miles de tablets, ipdas, portátiles de ultramovilidad. Todo esto con los buenos resultados ya por todos conocidos de PISA – si bien se encuentran ahora en una reflexión interna acerca de su propio modelo.

Por tanto, los niños no solo necesitan dominar el uso de la tecnología digital, convertirse en codificadores inteligentes y prolíficos lectores de libros electrónicos, sino que también necesitan comprender de manera profunda, holística y realista cómo funciona el mundo digital detrás de escena, el Backoffice digital, el por qué y para qué.
En definitiva, posiblemente se trata de integrar la tecnología de una manera responsable como un medio y no como un fin en sí mismo. Que sea un facilitador del proceso de aprendizaje no una mera distracción de marketing educativo.