Seguramente no deberíamos establecer ámbitos de diferenciación según los niveles educativos comúnmente reglados. Educar es educar. Para la vida. Y por tanto parece tener sentido que sea un proceso continuo donde los egos de los diferentes Maestros no prevalezcan sobre los alumnos ni las etapas.

Comparto a ese respecto unas reflexiones que han publicado en un interesante espacio educativo, «Espacios de Educación Superior»
Aprendemos entre todos, sí. Pero sobre todo, a partir de la sana mirada hacia el alumno, que es al final el verdadero Maestro.