Mucho se habla del nuevo papel del Maestro como Educador, de su nuevo y actual enfoque, y sinceramente no creo que haya otro más acorde que el de Maestro -Coach.
Es curioso el paralelismo que se puede establecer entre lo que supone ser un Coach y un Maestro, entre la definición del primero y las labores del segundo; y en ese sentido, también es posible extender ese paralelismo al coachee/alumno.
Un Coach (Maestro) se define como aquel profesional que acompaña en el crecimiento personal de su coachee (alumno), a través de preguntas y del aprendizaje en la exploración interna como descubrimiento de nuevas creencias para el logro de objetivos concretos.
Esa relación profesional implica un respeto absoluto hacia el otro; a ser legítimo y dejar espacio al coachee/alumno para que sea como es. Esto implica tener una mirada de credibilidad, una mirada sin juicios de valor previos ni posteriores, donde la realidad puede observarse desde diferentes puntos de vista y, por tanto, con respuestas o conclusiones diferentes pero igual de legítimas donde 2+2 son cuatro pero 2+1+1 también lo es…- es decir, que un alumno puede expresar una conclusión diferente a otro alumno y ser válida, incluso diferente a la del Maestro – .
Si entendemos al coachee/alumno como alguien que es capaz de actuar acorde a sus posibilidades, el Coach (Maestro) debe ser aquel que permita que él mismo pueda descubrir nuevas maneras de ver y hacer, y superar creencias limitantes impuestas o expuestas. Esto supone la creencia en donde todo coachee/alumno lleva un talento, una capacidad, un potencial que es susceptible de ser revelado e incluso liberado. Se trata de creer en él. En coaching se dice que está completo.
La cuestión no es baladí, puesto que si el coachee está completo, el alumno lo estará también. Se trata de creer en él y que el Maestro/Cooach sea el acompañante en ese proceso.
Por tanto ese sutil incomodador que es el Coach (Maestro) se ocupa de llevar a la acción al coachee/alumno para generar acción al fin y al cabo.
Dentro de las fases de un proceso de Coaching, – según la metodología CORAOPS-
una de las más importantes es la correspondiente a Contexto, aquella donde se configura la relación de confianza, a través del Rapport. En el proceso de enseñanza-aprendizaje, si el alumno no confía en el Maestro, difícilmente se producirá la magia de aprender a aprender, pero mucho menos si el Maestro no confía en el alumno.
Pero para confiar en el coachee/alumno es fundamental escuchar de manera activa. En muchas ocasiones padres y educadores nos quejamos de que nuestros hijos / alumnos no nos escuchan, que no nos atienden. Sin embargo, ¿escuchamos nosotros antes que oirles? ¿Les prestamos atención plena? La acción de escuchar en coaching va mucho mas allá del mero ejercicio de oír con atención, se trata de recibir de manera generosa lo que la otra persona trasmite, sin juicios de valor, de aceptar lo que su mensaje significa para él, a través no sólo de sus palabras sino del tono de voz, qué palabras elige y de qué manera, cómo trasmite su esencia en lo que dice, con su cuerpo, su postura corporal, lo que siente al trasmitirlo. Cuando un coachee/alumno nota y percibe que es escuchado de esta manera, sólo entonces se abre, se muestra y por tanto la comunicación efectiva entre Maestro y Alumno surge de manera plena, y por tanto aparece un camino para el aprendizaje mutuo.
Si hablamos de los objetivos, es cierto que quizá vengan dados por el plan de estudios, pero debiéramos atrevernos -tal y como hacen ya algunos países – a que fueran los alumnos los que identificaran y establecieran sus propios objetivos Smart, que fueran específicos, medibles, acordados, alcanzables en un plazo determinado que en este caso quizá no podría ser otro que el del curso escolar. Cabe mencionar como ejemplo de nuevo a Finlandia, donde pude observar como en el curso que equivaldría a nuestro Bachillerato, los alumnos elegían el momento de examinarse de los objetivos concretos de una materia en cuestión e incluso de la manera de hacerlo – proyecto, test, oral… – . Al menos creo que esta parte merece una reflexión por parte de todos.
Siguiendo el plan,y la metodología, dentro de la fase de Realidad, ésta sería la capacidad de identificar puntos fuertes y aspectos de mejora, teniendo en cuenta el entorno del alumno (coachee). Opciones, como espacio donde identificar posibilidades a través del aprendizaje, además de ese plan de acción correspondiente identificando los recursos necesarios para llevarlo a cabo y el seguimiento posterior.
Por otro lado, también en los proceso de Coaching aparecen las Distinciones, herramienta relacionada con nuestro lenguaje y nuestros procesos de pensamiento, que nos permite nombrar y distinguir.
«(…) En coaching mantenemos la creencia que somos responsables de situarnos en el lugar desde el que queremos observar la realidad y que el lenguaje es generativo de su alcance (…)» Cristina Miaja
¿No es esto una de las mejores aportaciones que puede mostrar un Maestro a un alumno? Acompañarle en la posibilidad de que se vea a sí mismo por dentro, que se explore y conozca, que se reconozca. ¿Cuanto más de importante puede ser esto mas allá del contenido concreto del curso? Si un alumno comparte la distinción entre víctima de lo que le sucede a responsable de lo que le acontece, ¿no supone un crecimiento personal del alumno increíble? De igual manera, estarían las distinciones entre queja y reclamación, entre exigencia y excelencia,…
Distinción Víctima / Responsable: En palabras de Rafael Echeverría, pasaríamos de una emoción de resentimiento o resignación a una emoción de aceptación y ambición .
Todo esto viene a tratar de reflexionar sobre la posibilidad de implantación de la filosofía del coaching en los procesos de aprendizaje, en cualquier nivel educativo, infantil, primaria, secundaria, bachillerato, educación superior, e incluso universitaria.
Creo que un alumno aprende incluso a pesar de su Maestro. Y por que no…un Maestro a veces acompaña (enseña) a pesar de su alumno. Esto sucede de manera evidente cuando se usa el silencio en un proceso de coaching tras hacer un pregunta poderosa al coachee. Ese silencio incluso sin hacer o preguntar nada, cuando se devuelve al alumno/coachee a sí mismo, para que se enfrente a sí mismo. Prueben a hacerlo. Pausa. Silencio. Hagan una pregunta abierta » para qué..» y esperen con paciencia, escuchen con plenitud… seguramente tras un » no se..», viene un «bueno la verdad es que…» para que al final el propio coachee/alumno se diga a sí mismo una respuesta válida para él mismo, sin intervención, sólo con el silencio.
Por otro lado se encuentran las Creencias. En Coaching se denominan como aquellos juicios que tiene las personas profundamente arraigados, y dentro de su conjunto sería lo que se llama modelo mental. Dentro de esas creencias, las hay potenciadoras y limitantes. Ambas son necesarias que el Coach (Maestro) en su rol de observador, acompañe al coachee (alumno) a que las identifique. En Educación, ¿cuántas veces hemos oido la frase a modo de sentencia de es que yo soy muy malo con los números? O con las palabras? O con el dibujo. Yo es que eso de dibujar….uf soy negado.
Por último, estaría la analogía entre feedback o devolución, que sería como compartir con el coachee (alumno) si la sesión (clase) ha sido productiva y qué aspectos de mejora se pueden llevar a cabo. ¿Se imaginan a un Maestro que al final de una sesión preguntara simplemente esto a su clase? Hace tiempo que descubrí lo que hacía un gran maestro cuando terminaba de trabajar un tema en concreto. Les preguntaba a sus alumnos (coachees) qué les había gustado del proceso y por qué, que no y por qué, y qué cambiarían y cómo lo harían.
La cuestión final creo que queda resuelta si se interpreta que en cierto sentido un Maestro es un Coach, y un Coach es de alguna manera un Maestro.Hay más analogías que diferencias. Sin embargo, creo que queda mucho recorrido para que los Maestros incorporen a su práctica diaria las herramientas, filosofía y pensamiento del coaching. Cuando lo hagan -lo hagamos – el alumno se verá realmente beneficiado.Creamos en ellos, puesto que todo está en ellos.
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